Voserdem encuentra el tesoro escondido de la selva amazonica
Voserdem trabaja, progresivamente, en el objetivo de aportar a mejorar la realidad integral de nuestra patria Bolivia. Para ello, ha definido cuatro sitios piloto. Uno en los Valles, que está en Cochabamba. Dos, en los Andes, que está en el Norte de Potosí. Tres, en los llanos, que está en el Sud del Beni. Cuatro, en el Chaco, que no está definido todavía. En general, es un esfuerzo de un puñado de bolivianos y bolivianas comprometidos y comprometidas con su fe católica y su patria, que se inició hace 25 años, con la dotación de un desayuno a las mujeres indígenas campesinas migrantes y sus hijos, en Cochabamba. ¿Se avanza? Si. Poco a poco, y con mucho trabajo voluntario y en diferentes grados. Ello toma años y años, muchas veces en contracorriente con lo común del quehacer humano. que es mayormente fruto del individualismo, el egoísmo y el materialismo.
En esta etapa, VOSERDEM llegó hasta las comunidades campesinas Villa Alba y Camiaco, en el sur del Beni. Camiaco está asentada sobre la ribera del río Mamoré, es la última comunidad a la que se puede llegar por carretera, sin embargo, esta carretera queda inutilizada durante el verano o “tiempo de agua” que generalmente dura tres meses y entonces la vía es la fluvial; cobran importancia las canoas impulsadas por remo o motor fuera de borda, la navegación sucede por ríos, arroyos, bajíos y la pampa inundada, se busca la ruta más directa para alcanzar las poblaciones cercanas. Recién ha llegado la energía eléctrica y la gente todavía no se acostumbra a ella, siguen durmiendo temprano y levantándose de madrugada.
En este lado del mundo crece de forma silvestre la planta de cacao conocido en la región como “chocolate”. El chocolate crece libre, sin haber sido plantado, en los canchones de las casas de todas las aldeas de la zona; los pobladores lo cosechan para su consumo diario y no se preocupan de sembrar más porque sus actividades están orientadas al cultivo de yuca, maíz, arroz. Para ellos el chocolate es una bendición que le regala la naturaleza y está inmerso en toda su dieta: tuestan el grano y preparan pastas (panes) de chocolate para servirse hervido y humeante, puro o con leche, o para elaborar el delicioso gallinazo, comida que es idéntica al arroz con leche, pero se reemplaza la leche por el chocolate, o el tujuré – masa de maíz hervido- también con chocolate.
En el caso de las islas de la orilla de los ríos, únicamente los esforzados lugareños se atreven a desafiar al río en sus frágiles barcazas, a enfrentarse a los peligros de la selva, a lidiar con las nubes de mosquitos y arriesgarse a sufrir enfermedades, a armar precarios campamentos con materiales de la misma selva como ramas y hojas de palmeras para vivir durante por lo menos un mes de lo que les ofrece la naturaleza: pescado, carne de animales silvestres, frutas y obviamente chocolate.
La familia entera, madres y niños deben acompañar al padre en la labor dejando sus hogares y, en el caso de los niños, la escuela, exponiéndolos además a los peligros y enfermedades de la selva. En ocasiones, para protegerlos de estos riesgos, los niños se quedan en las comunidades con parientes cercanos mientras los padres se internan en el bosque provocando ruptura temporal de la familia.
Cuando la cosecha concluye, la selva toma el control y esperará el regreso de los recolectores el siguiente año por la misma época, hasta entonces volverá a poblarse de sus habitantes permanentes que disfrutarán de la sombra perpetua y de los frutos tardíos. Puercos de monte, aves, insectos, reptiles, depredadores… la vida salvaje seguirá en armonía con el chocolate silvestre.
Para el caso de Villa Alba, los pobladores aprovechan la producción de plantas de chocolate que nacen de forma espontánea en sus huertos o canchones. La producción, debido a la pequeña extensión de las plantaciones, es muy baja pero la calidad es similar al de las islas silvestres. Esto se explica porque se trata de la misma variedad (criolla de la zona) y son parte del mismo ecosistema (temperatura ambiente, humedad y calidad de suelo).
VOSERDEM ha identificado la potencialidad del chocolate de la región y se propuso aprovechar esta fortaleza para buscar la mejora de calidad de vida de los pobladores, población con muchas necesidades que resolver. Con este objetivo, participa de un grupo de emprendedores internacionales del chocolate quienes realizaron una expedición a las comunidades mencionadas, con el financiamiento de la Unión Europea y constataron lo expuesto líneas arriba.
VOSERDEM ha promovido la conformación de Asociaciones Productivas Solidarias en Camiaco y Villa Alba para aprovechar el cacao de la zona y trabaja en varias tareas.
Esperamos que los objetivos establecidos y otros fines sean alcanzados para que la calidad de vida de los pobladores de las comunidades campesinas, que es muy deprimida, mejore. Recuerda, cuando disfrutes del chocolate, siente el sabor de la naturaleza exuberante, siente el aroma de selva, de rio, de lluvia, de sol, de sombra, de sacrificio, de esfuerzo, de bondad. Disfruta y envía un pensamiento de gratitud al hombre de la selva que te regala un tesoro, su tesoro. Guido Mercado Julio. Sitio Piloto Amazónico de Voserdem.